EL MEJOR REGALO

Siempre que se acercan celebraciones que implican regalos, personas de mi entorno más cercano me preguntan qué es lo que quiero. No es una pregunta baladí. De hecho, me sume en reflexiones que, año tras año, se van volviendo más profundas.

Para darles una respuesta, repaso mi vida y mi casa, mis aficiones y objetos más preciados. ¿Quiero un libro? Querría muchos, pero mis estanterías hace tiempo que colgaron el cartel de “completo”. ¿Ropa…? Puede. Pero mi armario no es tampoco un modelo de amplitud. ¿Adornos, joyas, bisutería…? Qué sé yo. Cada vez que entra un objeto nuevo en mi casa, me obsesiona la idea de que algún día tendré que buscarle acomodo en una mudanza.

Me asalta una idea: ¿no podrían regalarme tiempo? Por unos instantes, disfruto soñando con esa posibilidad. Sería el mejor regalo.

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