MIS RELATOS
LOS MUERTOS, LOS VIVOS
Finalista
del VIII Premio Setenil 2011
al mejor
libro de relatos publicado en España
Una
joven que visita a su abuela en Nochebuena se da cuenta de que esta tiene unos
extraños invitados a cenar. Una niña coincide al entrar en el ascensor de su
casa con una vecina a la que creía muerta. Una madre que ha perdido a su hijo
empieza a oír ruidos en la habitación de este. Las reuniones de una familia son
espiadas por un personaje que observa desde el otro lado del cristal. Estos son los planteamientos de algunos de los nueve relatos que componen Los muertos, los vivos. En ellos, la frontera entre la vida y la muerte se desdibuja, y los personajes de uno y otro lado se mezclan, se recuerdan, regresan, se abandonan, se asustan, se acompañan. Un universo narrativo en el que lo insólito surge del seno mismo de lo cotidiano. Unos versos de Jorge Guillén dan título a la colección:
Juntos, a través
Ya de un solo olvido,
Quedan en tropel
Los muertos, los vivos.
MICRORRELATOS
Yo te
llevaré un ventilador. Y una bebida fresca. Tú sólo sabrás quejarte del verano.
Lo instalaré todo sobre la mesita
plegable. Te asombrará mi solicitud. Cuando las aspas empiecen a moverse, la
brisa te revolverá el pelo mojado. Te sabrá a gloria, el refresco. No me lo
dirás. Para qué. Qué ridículo estarás, en bañador, chapoteando. Me resultará
fácil darle un manotazo al ventilador. Más me costará llamar a urgencias
llorando. Mi marido, ay, mi marido. Qué esfuerzo, contener la risa.
Sí, definitivamente, te sacaré el
ventilador a la terraza esta misma tarde. De momento, voy a ir llenando la
piscina hinchable.
Ganador semanal del concurso “Relatos en
Cadena”,
convocado por la Cadena Ser en 2008
No pude
transformarme en princesa porque el imbécil seguía mirando, sonriéndose,
burlón. Yo tenía los ojos clavados en mis zapatos, a varios centímetros del suelo.
Los segundos pasaban arrastrándose, eternos. Entonces ocurrió el milagro.
Alguien gritó: ¡Alfredo!, y el imbécil sonriente se volvió, y yo comencé a
volar en mi columpio. Ocurrieron tantas cosas: fui hechicera en la alfombra
mágica, y hada surcando el aire, y princesa sobre el dragón. Entonces volví a
sentir sus ojos fijos en mí, y me vi en ellos como me veían todos: feúcha,
miope, torpe. Sonó el timbre, bajé del columpio. Cojeando, me esforcé por
alcanzar la fila de niños que regresaban del recreo.
Tercer puesto en la final del concurso “Relatos
en Cadena”,
convocado por la Cadena Ser en 2008