ELOGIO DEL BURRO
Pongo las noticias de la radio con miedo, como todas las mañanas. Estoy en la cocina, contemplando la negrura exterior a través de la ventana, quitándome las brumas del sueño y conjugando con torpeza la acción de buscar la aplicación de la radio en la pantalla del móvil con la de disponer sobre la encimera los cacharros del desayuno. Pulso por fin el botón y me encojo. Sé que están a punto de emerger del aparato misiles, explosivos asociados a dispositivos electrónicos, territorios desolados, víctimas que gimen, dirigentes que vomitan violentas soflamas o se inhiben bajo tibios discursos. Sin embargo, por una vez, me saluda la voz risueña de un periodista. Está contando una noticia con la liviandad de quien relata una anécdota familiar divertida. Al principio no le presto demasiada atención; es la clásica referencia a los ganadores de un premio millonario en un juego de azar, en este caso una pareja que habita en un pueblo de Andalucía. Pero entonces le ceden el paso a uno de los prota