ERROR, DULCE ERROR

Ayer a primera hora, al comprobar como de costumbre las visitas recibidas en mi blog durante la noche, me encontré con algo sorprendente, que me mantuvo unos segundos mirando la pantalla sin saber cómo reaccionar. Eso que tenía ante mí no era mi blog tal como lo había dejado el día anterior: algunas de sus secciones (Los que leen dentro del lienzo, Hablando de literatura) habían vuelto a su estado de varios días atrás, y la última entrada, titulada La hora bruja, con sus comentarios, simplemente había desaparecido. Lo que tenía frente a mis ojos no era el blog correspondiente al viernes, 13 de mayo, sino el del martes anterior. Era inexplicable, pero no se podía negar: había vuelto atrás en el tiempo. ¿Me encontraba dentro de un relato de Ray Bradbury?

Me sacó de mi asombro matutino (no soy demasiado avispada por las mañanas) recordar que los días anteriores se habían registrado algunos problemas a la hora de publicar comentarios. Me introduje en mi cuenta de Blogger y un conciso cartel en inglés me informó de que se había producido un error que sus expertos estaban trabajando duramente para solucionar. Me los imaginé despeinados y con la camisa arrugada, inclinando la frente sobre innumerables tazas de café vacías, y me dieron lástima, francamente. Me marché al trabajo y me olvidé de la cuestión.

Ya por la tarde, con más libertad de movimientos –tarde de viernes, no lo olvidemos- me dediqué a indagar por la red. Colapso total, los servicios de Blogger bloqueados: miles de blogueros frenéticos porque sus entradas y comentarios habían sido devorados por ese monstruo dormido al que confiamos ingenuamente nuestro trabajo, pensamientos y confidencias, pero que, igual que el océano, puede de pronto enfurecerse y tragarnos; lo ha demostrado bien. Había teorías para todos los gustos, desde luchas entre grupos tecnológicos (con el inevitable dueño de Facebook a la cabeza), pasando por explicaciones más pragmáticas sobre el exceso de tráfico, hasta oscuras maniobras relacionadas con el control de la red por parte de los gerifaltes que arbitran la política internacional y la seguridad antiterrorista. Ahora la cuestión iba derivando hacia una trama de John Le Carré; confieso que fantaseé un rato con los altos mandos del Pentágono husmeando por mi humilde rinconcito. Comprendedme: soy nueva en estos menesteres, y todo me asombra. Había perdido una entrada y varias actualizaciones de las que tenía copias de seguridad, además de dos comentarios que estaban también archivados en mi correo. ¿Qué era esa mínima pérdida, comparada con la emoción de verme inmersa, sucesivamente, en una novela de ciencia-ficción y en una de espías?

Ayer a media tarde el servicio se restableció normalmente. Blogger se deshace en excusas: irá restaurando los elementos que se han perdido en este naufragio a un ritmo que no precisan pero que presupongo lentísimo. Me gustaría hacerles llegar a esos expertos de camisa arrugada y sobredosis de cafeína un mensaje tranquilizador: por mí no tienen que preocuparse, yo ya he repuesto todo el material perdido, se conoce que porque de niña me leyeron muchas veces la fábula de la cigarra y la hormiga y me tomé muy en serio lo de que había que pensar en el futuro y ser previsor. Lo único que es irrecuperable es la fecha original de los comentarios restaurados. El segundo de ellos lo hice yo misma y no plantea problema, pero el primero es obra de una lectora asidua que tal vez se sorprenda al ver que lo que ella escribió el jueves 12 de mayo lleva ahora la fecha del viernes siguiente. ¿Se verá ella también inmersa en una fantástica duda sobre el orden de sus días y de sus propios actos? Desde luego, los responsables de Blogger pueden ahorrarse conmigo las excusas: me han dado materia más que sobrada para lo que más me gusta, dejar volar mi imaginación.

Comentarios

  1. Soy una persona angustiada por el tiempo, y muchas veces siento como algo muy real que los minutos me atrapan, que van más deprisa que yo, que invariablemente me quedo atrás. Cada vez que entro aquí, la sorpresa se renueva. Feliz semana, Bea.

    ResponderEliminar
  2. Has ido a nombrar el tema fundamental: el tiempo. No creo que exista nadie que no se sienta afectado por su angustioso avance, por sus inexplicables variaciones de ritmo, por la sorprendente constancia de que nos ha abandonado a una velocidad que no preveíamos. Yo me esfuerzo por pensar también en él como en un bálsamo que todo lo cura. Curiosa ambivalencia: es la causa de nuestras pérdidas pero también la forma natural de sanarnos de nuestras heridas. Feliz semana también para ti, anónimo y fiel confidente.

    ResponderEliminar
  3. Hola Beatriz, no sabía que tenías un blog. Me he hecho seguidora tuya, por cierto, no sé porque no me sale foto en mi perfil, porque la tengo. Estoy leyendo tu libro de relatos, " Los muertos, los vivos ". Me está sorprendieno gratamente, me gusta tu manera de escribir. No conocía tu obra, hasta ahora.
    Yo también escribo, pero de momento no tengo publicado nada, a excepción de algunos escritos mios que fueron seleccionados en una página web que se llama Uncafeconliteratos.es, y hacen cuadernillos. Tengo un blog, en el que pongo algunos relatos y poemas. Te mando un cordial saludo.

    ResponderEliminar
  4. Qué agradable sorpresa, Mágica Hilda (seudónimo más que adecuado, porque para mí son realmente mágicos estos encuentros inesperados que se producen en la red). Gracias por tus amables palabras sobre mi libro de relatos. Espero darte motivos para seguir visitando este espacio; por mi parte, pienso también frecuentar tu blog. Un saludo y bienvenida.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario