EL CUENTO DEL LOBO

A mí de niña me encantaba la historia del pastor mentiroso a quien sus paisanos castigan precisamente la única vez que dice la verdad. Mis mayores me la contaban con cierta frecuencia, quizá porque distinguían en mí cierta tendencia fabuladora que les parecía un poco peligrosa. No sé si llegué a aplicarme a mí misma la moraleja del cuento, pero disfrutaba de lo lindo viendo cómo nadie acudía a ayudar al muchacho que se desgañitaba pidiendo auxilio, a cuenta de las veces que había movilizado en falso a la aldea en pleno. Ni siquiera me echaba para atrás la sangrienta pitanza del lobo exterminador de ovejas. Era yo por aquel entonces –los niños suelen serlo- un pequeño monstruo justiciero.

Cuando doy clase a los más jóvenes del instituto, esta fábula del pastor, el lobo hambriento y las ovejas acude muchas veces de forma oportuna en mi ayuda. Los chicos la conocen casi todos y les encanta; se pelean, brazo en ristre, por ser los elegidos para contársela a los demás. Cuando se termina la narración, queda flotando en el ambiente del aula el delicioso tufillo de lo que es justo, la idea de que no se debe abusar de la buena fe del otro y de que la verdad es siempre la opción correcta. Ellos se quedan convencidos de que la mentira acarrea males de forma inevitable, y no les falta razón. El problema es que el mecanismo no funciona exactamente como se nos cuenta en la historia; tal vez a la clásica fábula de Esopo habría que hacerle algunas modificaciones. Yo podría sugerir algunas, porque hace un par de días tuve ocasión de vivir una reversión del cuento del lobo.

Era sábado por la mañana, y acababa de salir de casa cuando me crucé con un hombre joven que me interpeló hablando en inglés. Era un muchacho negro y alto, cubierto con una gorra de visera. De haber estado en una zona turística me habría preparado para dar una indicación sobre estaciones de metro cercanas o la forma de acceder a un monumento, pero como no era así, saltaron mis alarmas de inmediato. El chico me empezó a contar una larga historia: él vivía en Alcalá de Henares y no sé por qué complicados avatares se encontraba lejos de casa y sin posibilidad de volver; necesitaba que yo le ayudara dándole dos euros para el transporte. Y mientras hablaba atropelladamente, juntaba las manos como en oración y hacía ademán de arrodillarse frente a mí, sobre la acera. Confieso que le escuché poco: desde el comienzo mismo de su historia estaban pasando por mi recuerdo las cien veces anteriores en que desconocidos han intentado engañarme en situaciones similares. Ancianos azoradísimos por la para ellos inusitada necesidad de pedir, que solo necesitan una cantidad mínima de dinero para regresar a casa y que, tras conseguirla, obtienen una cantidad idéntica del siguiente transeúnte, y del siguiente. Señoras bien vestidas y agitadas que acaban de ser víctimas de un robo y que, como si estuvieran atrapadas en el tiempo, resulta que vuelven a serlo al día siguiente y al otro. Jóvenes de discurso entrecortado que despliegan frente a uno su desgraciada vida plagada de calamidades que no se parecen en nada a las que pueblan la triste historia que nos vuelven a contar la siguiente ocasión que nos cruzamos con ellos, sin que sean capaces de reconocernos. Mentiras, exageraciones, engaños. Desfilaron frente a mis ojos, por el interior de mis oídos, mientras aquel muchacho desconocido soltaba su retahíla en inglés, adoptaba su repertorio de gestos desesperados. No soporté la idea de que se arrodillara delante de mí: le detuve con un movimiento de cabeza, musité que lo sentía y me alejé calle adelante. Al poco me volví a mirar hacia atrás y lo vislumbré a lo lejos, hablando con un par de mujeres que descansaban en un banco. Estaba casi convencida de que el muchacho había intentado engañarme, pero aun así me sentía horriblemente, y pronto supe por qué. Acababa de vivir el cuento del lobo en una versión distinta a la que me contaban de niña, y de esta forma me parecía mucho menos divertido, nada justo y en absoluto tranquilizador. Había dejado de creer a aquel joven desconocido no por sus mentiras, sino por las que antes me habían dicho otros.

Tal vez la próxima vez que salga el tema en clase tendré que hacerles a los chicos esta salvedad. La mentira produce daño siempre, pero es como una bala perdida que no se sabe a quién va a alcanzar. Las nuestras hieren a los demás, nosotros caemos víctimas de las que dispararon otros. Es un fuego cruzado peligrosísimo en el que puede salir perdiendo cualquiera. Gritamos hasta desgañitarnos que viene el lobo, pero los que tendrían que acudir están ya más que escaldados por las veces que otros los llamaron en balde, y no se mueven para ayudarnos. Esta versión, los chiquillos sin duda lo verán así, no tiene demasiada gracia, la verdad. El mundo real siempre estropea los cuentos de nuestra infancia.

Comentarios

  1. SI... TIENES RAZÓN. PERO AUNQUE LA VERDAD SEA DOLOROSA NO DEBEMOS DE DEJAR DE VIVIR EN AQUELLOS CUENTOS COMO TAMPOCO DEBEMOS ENCERRARNOS EN ELLOS.
    POR CIERTO LLEVO LA MITAD DE TU LIBRO Y ME ENCANTA!!! AUNQUE DEBO RECONOCER QUE EL FINAL DE LA NARRACIÓN DE "ACOMPAÑANTES" HA SIDO LO QUE MAS HA CAPTADO MI ATENCION (y lo que mas me ha sobresaltado =)) DEBO DECIR QUE ESCRIBES GENIAL Y QUE TU IMAGINACION, YA SEA PARA INVENTAR O JUNTAR PALABRAS HASTA QUE QUEDE LA FRASE ADECUADA, ES ESPLENDIDA. NUNCA HE CONOCIDO A ALGUIEN QUE DISFRUTE TANTO COMO TÚ HACIENDO TODO ESTO, NI SIQUIERA YO SOY TAN ENTREGADA A MIS PROPIAS HISTORIAS, PERO ALGUN DÍA ME GUSTARÍA TENER UN POCO DE TU ENTREGA.
    UNA COSA MÁS, AUNQUE ME DÉ CORTE RECONOCERLO, ME HE EMOCIONADO CON ALGUNAS PARTES DE TUS RELATOS JAJAJA!ES QUE SOY MUY SENSIBLE, PARA MI SOBRE TODO QUE VIVO EN LAS HISTORIAS QUE LEO.

    ResponderEliminar
  2. No sabes la alegría que me das con tu comentario sobre mi libro. Realmente, devoras más que leer: hace apenas unas horas que lo sacaste de la biblioteca. En cuanto a lo de disfrutar con las cosas que hago y a mi entrega a lo que escribo... date tiempo. Te saco unos cuantos añitos. Quién sabe en qué punto estarás cuando alcances mi edad (te aseguro que me encantaría llegar a verlo). Y por favor, sigue reconociendo la emoción que te producen los libros. Es una de las facetas más hermosas que tenemos los humanos.

    ResponderEliminar
  3. Hola Beatriz, quería darte la enhorabuena por todos los premios que has ganado, los que quedaste finalista y por tus libros publicados. Hace poco que me enteré de que eras escritora y me da rabia, pienso que en el instituto, o, por lo menos, en el "Toma nota", deberían contar algo.
    Sinceramente, me siento muy orgullosa de que en el centro haya una persona como tú. Me habría alegrado muchísimo que fueses una de mis profesoras este año.
    Te veré en la biblioteca. Un beso muy grande. Andrea.

    ResponderEliminar
  4. Muchas gracias, Andrea, por tu felicitación y por acercarte a este espacio. Supongo que te gustará saber que en el periódico del instituto sí han aparecido referencias a esta faceta mía de escritora; en concreto, en los números de marzo y de junio del curso pasado se incluyen artículos que dos profesoras tuvieron la amabilidad de escribir sobre mis dos últimos libros. A lo mejor todavía te puedes hacer con ellos. Yo también espero verte por la biblioteca. Un beso y bienvenida.

    ResponderEliminar
  5. SALUDOS BEATRIZ! HACE UNA HORA QUE ME HE TERMINADO TU LIBRO. NO HE PODIDO DEJAR DE LEERLO! HE APROVECHADO EL TIEMPO LIBRE EN MI CASA EN EL INSTITUTO ( solo en las guardias, no durante las clases jajaja!) Y FRANCAMENTE ME HA PARECIDO MARAVILLOSO. DEBO RECONOCER QUE ALGUNAS DAN MIEDO JAJAJA! MIS PREFERIDAS SON LA DE "REUNIDOS", "ACOMPAÑANTES", "HAY ALGUIEN EN LA HABITACION DEL NIÑO" Y "OLVIDO TRAS EL CRISTAL" CON ESTA ULTIMA SI KE HE LLORADO, ES QUE EL TEMA DE LAS MUERTES DE LOS SERES QUERIDOS, ESPECIALMENTE SI SON JOVEMES, ME ENTRISTECEN MUCHO. BUENO FELICIDADES PORQUE TU LIBRO HA PASADO A SER UNO DE MIS PREFERIDOS, ESPERO QUE MIS PALABRAS TE HAGAN SENTIRTE ORGULLOSA DE TI CASI TANTO COMO DEBISTE DE SENTIRTE CUANDO GANASTE LOS PREMIOS QUE SIN DUDA MERECÍAS.
    POR CIERTO CREO QUE VOY A LEER "ORIANA Y LAS FIERAS" ESTA EN LA BIBLIOTECA VERDAD? BESOS Y GRACIAS POR COMPARTIR LA MARAVILLOSA HISTORIA QUE HA LLEGADO A MI CORAZÓN!

    ResponderEliminar
  6. POR CIERTO SE ME OLVIDO DECIRTE QUE ¡¡¡¡¡ESTE SABADO VOY AL MUSEO DEL PRADO!!!!! POR PRIMERA VEZ!!! ALGUNA RECOMENDACIÓN?

    ResponderEliminar
  7. ¡Ir al Museo del Prado por primera vez! No sabes la envidia que me das. Es un momento muy especial; disfrútalo mucho. Me pides alguna recomendación, y se me ocurren tantas sugerencias que mi cerebro no deja de dar vueltas: creo que es un tema que se merece una entrada especial en este blog. Escribirla es lo mínimo que puedo hacer para agradecer tu entusiasmo por mi libro. Así que, si puedes esperar a mañana... te encontrarás con mis recomendaciones para esa primera visita.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario