LA VOZ SE APAGA
Cuando
yo era niña, en mi casa se escuchaban mucho los discos de una señora que era
grandiosa como un tótem y tenía la acogedora serenidad de la Madre Tierra. Yo
entonces no lo formulaba así, pero notaba algo especial en esa mujer sonriente
y sin estridencias, que cantaba con voz grave y sacaba de sus amplias túnicas
unos brazos que movía con gracia majestuosa. Me parecía que la palabra “señora”,
que en esos territorios de la infancia tiene desagradables connotaciones
asociadas a la vejez, se teñía en ella de cálidas tonalidades.
Esta
mañana, sentada en el metro, he abierto Facebook y me he dado de bruces con la
noticia de la muerte de esta vieja dama. Un par de amigos han tenido el detalle
de colgarla en sus respectivos muros y de rendirle un homenaje de admiración.
Me han venido a la cabeza varias cosas simultáneamente: mi ignorancia con
respecto a que padeciera enfermedad alguna, la constatación de que tenía una
edad avanzada (aunque ya parecía por encima de las contingencias del tiempo
hace muchas décadas) y, por encima de todo, las notas de una canción que era mi
favorita de niña y que yo canturreaba sin comprender del todo su significado.
Aquella canción hablaba de una pareja que se paseaba orgullosa y muerta de
amor, exhibiendo su felicidad frente a todos, en un coche de caballos. En ella
aparecían expresiones para mí entonces enigmáticas, como “peinetón” y “recrujir
de almidón”. La canción tenía el título, también curioso para una niña
madrileña de aquellos tiempos, de Amarraditos.
Me
he puesto a mirar la prensa digital y he sabido que María Dolores Pradera murió
ayer a los 93 años. Los periódicos hablan solo de una afección respiratoria que
la obligó a suspender su última gira, en este mismo mes. Yo he seguido sentada
en mi vagón de metro, leyendo reacciones en Facebook y meditando. En el
interior de mi cerebro resonaban las notas juguetonas de Amarraditos. En
mi corazón, más afectado de lo esperable, se renovaba una pena aún reciente.
Esta cantante era la favorita de mi padre. Cada vez que desaparece un artista
que a él le gustaba de forma especial, es como si perdiera a mi padre un poco
más.
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