DETALLES (II)
Mi
propensión a fijarme en lo pequeño y anecdótico, la misma que me hace perderme
frente a las abstracciones y los grandes temas de alcance universal, preside
con frecuencia mis visitas a los museos. Me sucede que una obra de complicada
concepción o enormes dimensiones es registrada en mi cerebro como aquella en la
que aparece un detalle que me estremece o hace sonreír, me sobrecoge o me
sorprende. Recuerdo así, con más
intensidad que el conjunto, la imagen de una mascota, un objeto cotidiano, una planta,
una mano o un peinado que aparecen en la esquina del cuadro.
Tengo
muchos ejemplos que ilustran esta forma mía de mirar, y los iré trayendo poco a
poco a este espacio. Empiezo hoy con un pintor al que hasta hace poco apenas
conocía, y en cuya obra tuve la posibilidad de profundizar gracias a una
exposición celebrada recientemente en el Museo del Prado. Se trata del paisajista español del
XIX Martín Rico. Este autor de fina técnica y excepcional sensibilidad ha sido
para mí todo un descubrimiento: sus diferentes maneras de plasmar sobre el
lienzo las superficies del agua y los objetos en ellas reflejados se merecerían
por sí solas una entrada en este blog. Pero hoy quiero comentar aquí un cuadro
suyo que me conmueve especialmente por el aspecto de la realidad que refleja y
por la gracia y delicadeza con que lo aborda el artista: es el titulado La clase de costura, pintado en 1871 y
perteneciente a una colección particular.
Dada
su temática, este cuadro estaba destinado ya desde su concepción a ser un
muestrario de pequeños tesoros. Esta hilera de niñas entregadas a distintas
actividades (coser, charlar, espiar el trabajo ajeno, o, como en el caso de la
primera figura de la izquierda, dormir a pierna suelta en la compañía
silenciosa de un gato) es un delicioso repertorio de actitudes infantiles. El
pintor trata con especial mimo los peinados, las sencillas indumentarias, los
rostros. Cada uno de estos diminutos personajes es único y tiene una marcada
singularidad, lo cual reviste especial mérito si se tienen en cuenta las
reducidas dimensiones del cuadro, que apenas mide 34 x 60 centímetros. No tengo
que describir lo gratificante y divertido que resulta pasear los ojos por esta
fila de jovencitas concentradas en sus tareas, desde la distancia mínima que
imponen las normas de seguridad de los museos. Por fortuna, los medios
digitales vienen en nuestra ayuda y nos permiten agrandar la imagen y
contemplarla con una proximidad que causaría la alarma de cualquier vigilante.
De todos los detalles que podemos distinguir entonces, yo me quedo con uno.
Con
gran pericia, Martín Rico la sitúa en el extremo derecho de la fila, a espaldas
de la maestra. Es una niña que hace algo diferente al resto, y tal vez por eso ha
elegido un lugar donde pasa inadvertida y donde las charlas de sus compañeras
no la perturban. Es una pequeña lectora. Pulcra, bien sentada, en absoluta
concentración. Con el ceño fruncido y las manitas cruzadas sobre el lomo del
libro. Es la niña que yo elegiría como alumna. Si fuera la afortunada poseedora
de la colección particular a la que pertenece esta obra, me pasaría horas
mirándola. Desde bien cerca. Sin vigilantes ni cordones de seguridad. Tal vez
entonces podría descubrir algún detalle aún más mínimo de este personajito
delicioso que habita la esquina derecha del cuadro.
Beatriz, yo también me quedo con esta esquina del cuadro, con esta pequeña lectora… Después de una breve ausencia, cuántas sensaciones recibo al abrir de nuevo la puerta a este espacio lleno de sensibilidad. Pequeñas historias, miradas reflexivas, imágenes poco habituales, melancolía, optimismo… Qué bien poder acercarme y disfrutar de esta buena compañía. Gracias, compañera y hasta pronto. Choni.
ResponderEliminarLo único bueno de las temporadas en que no te pasas por este rincón es la alegría de saberte de regreso. Has definido muy bien los sentimientos que me asaltan en los últimos tiempos y que inevitablemente vuelco en este espacio: una melancolía que no puedo eludir, un optimismo que lucho por imponerme. Bienvenida de nuevo, como siempre.
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