OTRO DÍA MUNDIAL MÁS

En este mundo nuestro organizado y global, faltan días en el calendario para todas las conmemoraciones que consideramos necesarias. El globo terráqueo debió tal vez preverlo y trazar una órbita más amplia en torno al sol. Tenemos días dedicados a la prevención y el conocimiento de las enfermedades más dañinas, a la lucha contra distintas lacras sociales, a la solidaridad con víctimas de múltiples males, a la toma de conciencia de problemas ocultos. Algunos tienen hermosas denominaciones que nos conectan con nuestro sustrato más ancestral, como el Día Internacional de la Madre Tierra. Otros parecen ellos mismos un haiku, como el Día del Vesak, que lleva el subtítulo aclaratorio de Día del plenilunio del mes de mayo, festividad más importante para los budistas. Hoy es el Día Mundial de la Poesía. También el de los bosques, el de la eliminación de la discriminación racial y el del Síndrome de Down. Con todos esos elementos mezclados tal vez nos saliera un curioso poema.

Como todas las cosas hermosas e inútiles, la poesía tiene una larga lista de utilidades. Sirve para reconocerse en las palabras de otro. Para acuñar de forma precisa esas emociones fugitivas que no encontramos forma de atrapar. Para destapar el lado más musical del idioma. Para abrir un resquicio a la belleza en la miseria cotidiana. Para despegar los pies del suelo y volar. Como todas las cosas hermosas e inútiles, con frecuencia se nos olvida que existe. Confieso que no leo toda la poesía que me gustaría; en la elección de mis lecturas le gana la partida con demasiada frecuencia la narrativa. No cabe duda de que en mí está muy presente la niña a la que le gusta que le cuenten historias.

Por una estupenda casualidad, ayer llegaron a mis manos tres poemas de una autora para mí desconocida hasta ese momento. Es la ventaja de estar rodeada de lectores avezados que me tienen en cuenta a la hora de compartir lo que les llama la atención, en un maravilloso tráfico de palabras. La escritora a la que me refiero falleció hace dos años, fue Premio Nobel de Literatura en 1996 y se llamaba Wislawa Szymborska. Es una poeta concisa, de formulaciones limpias y tajantes, cuyas obras resisten muy bien la traducción desde su lengua original, el polaco. Incluyo a continuación un poema que me ha emocionado especialmente por razones personales. En él la autora reflexiona sobre la muerte a través de su incidencia en un ser pequeño e insignificante. Es un poema claro, emotivo sin caer en el sentimentalismo. Esta mujer sabía hablar de grandes temas poniéndolos al alcance de todos. Es, en definitiva, lo que hacen los poetas de verdad.

UN GATO EN UN PISO VACÍO

Morir, eso no se le hace a un gato.
Porque qué puede hacer un gato
en un piso vacío.

Trepar por las paredes.
Restregarse entre los muebles.
Parece que nada ha cambiado
y sin embargo, ha cambiado.

Que nada se ha movido,
pero está descolocado.
Y por la noche la lámpara ya no se enciende.

Se oyen pasos en la escalera,
pero no son ésos.
La mano que pone el pescado en el plato,
tampoco es aquella que lo ponía. 

Hay algo aquí que no empieza
a la hora de siempre. 
Hay algo que no ocurre
como debería.
Aquí había alguien que estaba y estaba,
que de repente se fue
e insistentemente no está.

Se ha buscado en todos los armarios.
Se ha recorrido la estantería.

Se ha husmeado debajo de la alfombra y se ha mirado.
Incluso se ha roto la prohibición 
y se han desparramado los papeles.
Qué más se puede hacer.
Dormir y esperar.

Ya verá cuando regrese,
ya verá cuando aparezca.
Se va a enterar
de que eso no se le puede hacer a un gato.
Se irá hacia él  
como si no quisiera,
despacito,
con las patas muy ofendidas.

Y nada de saltos ni maullidos al principio. 

Comentarios

  1. Beatriz, con tu permiso “me apropio” de tus preciosas palabras sobre la utilidad de la poesía… Puedo ausentarme –tantas ocupaciones, no siempre útiles- de este querido espacio, pero vuelvo, me acerco, y bastan unos segundos para que me emocionen tus palabras… Gracias, compañera. Choni.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo bueno de las ausencias es que propician los reencuentros, que en este caso son tan agradables. Por supuesto, "aprópiate" de mis palabras sobre la poesía y de cuantas otras quieras. Para eso las suelto a los cuatro vientos desde este espacio, con la esperanza de que a alguien le interesen o emocionen. Gracias por recogerlas.

      Eliminar
  2. Beatriz ¡ Como me gusta esta mujer !. Tuve la suerte de saber de su existencia gracias a un amigo hace muchos años y precisamente la primera poesía que cayó en mis manos fue la del gato. Me emocioné mucho porque conectó con mi sentimiento de una manera tan sencilla y tan profunda que quise leer y saber más de ella.
    Como se que el cine te gusta tanto quiero ofrecerte una curiosidad relacionada con esta poeta de nombre impronunciable y una peícula. Sin duda habras visto la famosa trilogía Azul, Rojo y Blanco del director tambien polaco Krzysztof Kieslowski. Pues la película Rojo está inspirada en un poema de Wislawa que se llama " Amor a primera vista" que te recomiendo si no lo conoces. Lo acabo de releer ahora mismo y me están entrando ganas de ver Rojo otra vez. Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En efecto, Marga: fui a ver "Rojo" cuando se estrenó y me gustó mucho. Es una película que ha tenido siempre encima la sombra de la impactante y sobrecogedora "Azul", pero a mí me llegó al alma con su plasmación de la fraternidad humana a través de la historia de los lazos que se establecen fortuitamente entre desconocidos. Recuerdo especialmente la estupenda interpretación de Jean-Louis Trintignant. Lo que no sabía es que la película estuviera basada en el poema que mencionas en tu comentario. Lo he buscado en la red y me entusiasma, como todo lo que he leído hasta ahora de esta autora. Estoy fraguando escribir una entrada sobre él.

      Muchas gracias, Marga. Aportaciones como esta son las que soñaba cuando creé este blog.

      Eliminar

Publicar un comentario